COESC+I, un nuevo modelo para gestionar el conocimiento

Hernán Núñez es especialista en propiedad intelectual. Actualmente es asesor de la Secretaría Nacional de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación (Senescyt) en temas relacionados con la gestión del conocimiento.

En esta entrega desarrolla algunos de los aspectos más importantes del futuro Código Orgánico de Economía Social del Conocimiento y la Innovación (COESC+I), que atañen a la propuesta de un nuevo modelo de propiedad intelectual en el país.

Los primeros textos del COESC+I hablan de una gestión del conocimiento de manera colaborativa, ¿en qué sentido los sistemas abiertos son más eficientes que los sistemas restrictivos?

La competencia en la sociedad obviamente genera una serie de habilidades y necesidades. Si generamos conocimiento de manera colaborativa, si unimos todas esas capacidades que se están desarrollando de manera individual, podemos tener una generación de conocimiento mucho más eficiente.

A eso nos referimos cuando decimos que los sistemas abiertos son mucho más eficientes. Cuando se genera conocimiento de manera colaborativa entre agentes, se genera tecnología, se producen soluciones de cualquier tipo y, obviamente, los resultados son mucho más satisfactorios.

¿Ese es uno de los conceptos primordiales del futuro COSESC+I?

Efectivamente, ese es una de los tantos objetivos que tiene el código. Nosotros podemos encontrar en los principios que lo inspiran que el conocimiento es concebido como un bien de interés público. En la parte relacionada al Libro 3 (De la Gestión de los Conocimientos), lo que hemos hecho es un cambio de modelo de la propiedad intelectual. Es un cambio muy importante ya que lo que estamos haciendo es desmercantilizar a la propiedad intelectual.

Esto no quiere decir que la propiedad intelectual se desconoce o se va a ver afectada. Lo que sucede es que ahora está en beneficio de muy pocas manos. Los intereses privados, muy pocas personas, muy pocos titulares, son los que se benefician del conocimiento. Nosotros queremos que se sigan beneficiando a esas personas, pero que ese beneficio no sea excluyente del aprovechamiento social que pueda existir del conocimiento.

En la parte general, donde están los principios y fines del código, y en el apartado correspondiente a la Gestión de los Conocimientos es que podemos encontrar las normas más importantes de este nuevo cambio de modelo de propiedad intelectual y la construcción del sistema de gestión del conocimiento.

Desde la SENESCYT también se ha dicho que más allá de este marco normativo, lo fundamental es generar infraestructura que proteja esta futura ley, ¿cómo lograr este objetivo?

La ley es un gran paso pero no puede ser el único. De la mano de la ley tiene que venir una serie de políticas públicas. Para ello, el próximo año trabajaremos en lo que hemos denominado el Plan de Economía Social del Conocimiento. En él se establecerán los lineamientos y políticas públicas para que, especialmente las instituciones públicas, pero no únicamente, sino todos los actores del sistema ciencia – tecnología – innovación y saberes ancestrales puedan realizar una serie de actos que beneficie a la generación del conocimiento.

Estos son: proyectos de investigación, innovación, generación de conocimiento de cualquier tema, incluidos los relativos a bienes culturales y expresiones artísticas.También coordinación entre agentes, articulación entre todos los miembros del sistema, como la academia, los InstitutosPúblicos de Investigación (IPI), la empresa privada, la sociedad civil y las instituciones públicas.

A través de la política pública que se diseñará, a través de este Plan es que se van a aterrizar estas disposiciones y principios que constan en el código, y con ello podremos empezar a dar pasos importantes en la construcción de la economía social del conocimiento.

Entonces, si la SENESCYT ya viene trabajando en diversos proyectos que van fortaleciendo el concepto de economía social del conocimiento, ¿por qué es importante generar una ley?

Es importante mencionar que, sin perjuicio de que la ley todavía no ha entrado en la Asamblea, ya se está trabajando, desde el gobierno nacional, en acciones concretas. SENESCYT ya está trabajando en proyectos de investigación en las que una sola universidad ha superado a todas las patentes de invención que antes se habían solicitado por parte de todas las universidades.

De igual forma, ya hemos trabajado en proyectos de innovación. Existe el Banco de Ideas en el que cualquier tipo de innovador o emprendedor puede subir su idea a un banco en el que se socializa y se articula con los entes de financiamiento y los entes científicos, para que pueda derivar en un emprendimiento innovador.

Todos estos tipos de acciones que comento ya se están haciendo. Sin embargo, ¿por qué es necesaria la ley? Porque si no tenemos una ley que marque ciertos límites y ponga ciertas disposiciones obligatorias, el día de mañana, cuando cambie la voluntad política, este tipo de acciones se pueden echar atrás. Por eso es necesaria la ley.

Desde el 8 de marzo del 2014 hemos trabajado en un amplio proceso de socialización, hemos tenido virtualmente más de un millón de visitas (http://coesc.educacionsuperior.gob.ec/) y presencialmente hemos tenido más de 500 talleres de socialización. Creo que nunca antes se ha socializado tanto un anteproyecto de ley que se ha presentado a la Asamblea. Ya está colgado en la web una segunda versión y quizás a mediados de enero estaremos presentando el anteproyecto de ley a la Asamblea para que se le dé el trámite legislativo correspondiente.

¿Se ha creado un nuevo paradigma con este tipo de socialización del COESC+I?

Esto es un hito histórico. Nunca antes se había construido de manera tan democrática una norma. Tuve la oportunidad de participar en un evento regional hace pocos días fuera del país y se criticaba que las últimas leyes en otros países y los tratados que tienen que ver con propiedad intelectual se hayan hecho siempre a escondidas, no solamente de la sociedad civil sino incluso de algunos agentes y actores de gobierno. Se lo hace a través de pocas personas, muy vinculadas a sectores económicos específicos. Entonces se destacaba mucho el ejemplo que está dando el Ecuador de hacer todo lo contrario. Hemos pasado de la crítica del sistema, que tiene una serie de cosas que no funcionan bien, a la propuesta.

Parte de esa propuesta es construir una norma completamente innovadora que cambie revolucionariamente la forma de generar y gestionar el conocimiento y construirlo de manera democrática. No a espaldas sino con la ciudadanía. De hecho, ellos han sido los actores principales. Nosotros trabajamos un primer borrador que luego de nueve meses de haber sido socializado, el espíritu de ese código ya no es el que nosotros habíamos propuesto sino el que ha ido construyendo la ciudadanía. Es un ejemplo no solo para el Ecuador sino para el mundo.


 

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